5 Lecciones de liderazgo que podemos aprender de Jesucristo
Le tomó tan
solo 3 años crear un movimiento global que ha cambiado el curso de la historia
de la humanidad.
Lo
comenzó con tan solo
30 años de edad y durante su vida en
la tierra practicó los principios de liderazgo más radicales, esenciales y
transformadores que uno pueda imaginar.
Formó un equipo de trabajo
de tan solo 12. Los
entrevistó uno a uno y su criterio de selección fue simple: Un corazón dispuesto.
¿La misión? Comenzar un movimiento para
transformar para siempre la vida de todas las personas del planeta. ¿El
requisito para unirse? Recibirlo a Él y un mensaje totalmente revolucionario
que los llevaría a una vida totalmente diferente. ¿La promesa? Felicidad plena
y verdadera que comienza aquí y continúa por la eternidad.
Esos
primeros 3 años serían tan solo el inicio de esta misión. El impacto de la
grandeza de su vida creó ondas expansivas de una magnitud tal que parece que
fue ayer que estuvo con nosotros y ya han pasado más de dos mil años.
Sus
primeros seguidores aseguran haberle visto irse, pero los reportes indican que
aunque no lo podamos percibir con nuestros sentidos siempre ha estado y seguirá
estando presente al frente de su equipo de muchas maneras aunque no se le pueda
ver. Ha dejado un legado no solo perdurable, si no eterno.
Aquí
van tan solo 5 lecciones de liderazgo que nos ha dejado para imitar.
“¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman
Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el
Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a
otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con
ustedes.” Jn 13: 12-15
Cuenta
la historia que estando con su equipo de trabajo decide cenar con ellos por
última vez. Ya había estado con ellos 3 años y a esas alturas casi todos le
respetaban y admiraban muchísimo. Lo consideraban como un maestro. En la
tradición judía ese es un puesto de muy alto rango. En un acto sin precedentes
comienza a lavarles los pies a cada uno y al finalizar, ante el asombro de
todos les dice “hagan lo mismo que yo hice con ustedes”.
Aquí
se encuentra contenido el secreto del liderazgo mejor guardado; No se trata de
mandar, gobernar o dictaminar. Se trata de servir. El liderazgo es un servicio
que se da con el ejemplo.
“Pedro se acercó entonces y le dijo: Señor, ¿cuántas veces tengo
que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces? Dice
Jesús: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.” Mt 18:21
La
mano derecha de su equipo, Pedro, le pregunta a Jesús que cuantas veces uno
debe perdonar. Su propuesta fue 7 veces. La respuesta de Jesús fue 70 veces 7.
Me
puedo imaginar a Pedro perdiendo el control de su mandíbula quedando con la
boca completamente abierta. En aquellos tiempos no habían calculadoras, por
lo tanto la conclusión más lógica a esta respuesta es: Perdona muchas veces y
no lleves la cuenta.
Estar
al frente de una organización, un equipo, inclusive una familia requiere la práctica
constante de perdonar. De hacerse de “piel gruesa” para no tomar tan
en serio las ofensas, pequeñas y grandes que sin duda vendrán. Jesús perdonó
inclusive a los que lo estaban matando. “Padre, perdónales, porque no saben lo
que hacen” Lc 23:34
Nadie
ha dicho que sea fácil, muy seguido se me dificulta perdonar al que me invade
el carril mientras voy conduciendo, con eso te puedes dar idea de mi bajo nivel
en la materia, sin embargo sé que con constancia todo se puede mejorar y cada
día es una oportunidad de practicar y repetir el perdón.
Los
verdaderos líderes son de piel gruesa, no se permiten sentirse ofendidos por
cualquier cosa, al contrario buscan la mejor oportunidad para perdonar, hacer
las paces y seguir construyendo.
“Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza,
diréis a este monte: Desplázate de aquí a allá, y se desplazará, y nada os será
imposible.” Mt 17:20
Difícilmente
vas a encontrar a
alguien más positivo, entusiasta, arriesgado, abierto e interesante que
Jesucristo. Curar paralíticos, ciegos, mudos, enfermos mentales,
resucitar muertos, multiplicar panes, caminar sobre el agua, detener tormentas,
transformar vidas en segundos y resucitar al tercer día son parte de su
impresionante currículo.
Esto
dice mucho de su personalidad y de su enfoque a la vida; Un enfoque totalmente
positivo lleno de posibilidad y esperanza, en contra de todo lo que significara
tragedia, miedo y mal. Imagina por un momento la mirada de alguien con esa
visión; una mirada de confianza y esperanza total.
Muy
seguramente ni tu ni yo haremos cosas a esa escala, sin embargo dentro de lo
que sí es posible para nosotros, podemos hacer cosas extraordinarias.
Un
líder tiene una visión positiva y busca construir el bien a como dé lugar.
Afronta la adversidad con esperanza, la contrariedad con arrojo y ayuda a los
demás a remover obstáculos.
“Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo
también vosotros a ellos” Mt 7:12
Este
es un principio extraordinario; Haz a los demás como quisieras que hicieran contigo.
Seguramente el bien que hagas no será retribuido por la persona a la que se lo
hagas, pero sin duda llegará por otro lado.
Así
como tratemos a los demás seremos tratados, la manera en la que midamos o
juzguemos a los demás será la medida con que seremos juzgados y medidos
también. Un líder siempre trata bien a los demás, aunque no le traten bien
porque está consciente de este principio.
“En cambio lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y
eso es lo que contamina al hombre.” Mt 15:18
Dar
muerte o dar vida es algo que todos podemos hacer con nuestras palabras. En
cuestión de segundos podemos construir o destruir a alguien con nuestra boca. El poder que tienen
nuestras palabras es grande. No
conozco una manera más eficiente de contribuir en la transformación de alguien
que por medio de la conversación o de un mensaje que transmita entusiasmo,
posibilidad, vida, esperanza, ánimo y confianza.
Un
líder vigila las palabras que salen de su boca, piensa antes de hablar y tiene
la visión de edificar a los demás con sus palabras. Su forma de hablar es
positiva y da vida. Aunque la situación amerite hablar mal, decide dejar a un
lado la negatividad y el juicio en sus palabras y trae a la conversación una
perspectiva fresca de nuevas alternativas.
Al
comenzar a aplicar las lecciones de liderazgo contenidos en su enseñanza en la
vida y en el trabajo las cosas comienzan a cambiar radicalmente. Arriésgate y
haz la prueba de reflejar el comportamiento de Cristo con tu liderazgo.