La gracia es un don de Dios
Por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe.
Efesios
2:8-9
La gracia es un don de Dios
Nos gustaría
resaltar tres expresiones de este maravilloso versículo: por gracia, salvos,
por medio de la fe.
La primera, “por
gracia”, muestra que los hombres no pueden tener una relación viva con Dios
mediante sus propios esfuerzos. El final de la frase lo confirma: no podemos
ser salvos en base a nuestras buenas obras, “para que nadie se gloríe”. “Por
gracia”, esto significa que ser salvo de nuestro alejamiento de Dios es un
favor. Dios quiere que entremos gratuitamente en relación con él. La Biblia
nunca dice que una vida bien ordenada nos confiera el derecho a entrar en la
presencia de Dios.
El hombre,
privado de ese vínculo vital con Dios, está espiritualmente muerto en sus
pecados (Efesios 2:1), perdido, sin recursos. Por eso necesita un Salvador, y
Dios nos lo dio. Envió a su Hijo Jesucristo para liberarnos de nuestros
pecados. Todos los que aceptan esta liberación como una gracia de Dios, son salvos
desde ese momento.
Estos
pensamientos podrían llevarnos a concluir, de manera falsa pero muy extendida,
que al final todos los hombres serán salvos. Pero esto queda totalmente
contradicho mediante la tercera expresión: “por medio de la fe”. Solo
los que aceptan personalmente esta invitación de gracia son salvos. Así prueban
que se someten a Dios y creen en lo que él declara.
“No hay
diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es
en Cristo Jesús” (Romanos 3:22-24).