Jesucristo
está vivo
Buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está
aquí; mirad el lugar en donde le pusieron.
Marcos 16:6
Jesucristo
está vivo
Todos sabemos que un crucifijo es un objeto que
representa a Cristo clavado en una cruz. En muchos países los vemos casi en
todas partes: en las casas, los hospitales, los lugares públicos... Todos
recuerdan que hace 2.000 años Jesucristo fue crucificado y murió.
Pero el mensaje del Evangelio, aunque pasa por la
cruz, no se detiene ahí. El apóstol Pablo resume así su predicación: “Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras... fue sepultado, y... resucitó al tercer día,
conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:4).
Los discípulos del Señor, que se convirtieron en sus
testigos, no solo anunciaron a un Cristo muerto, sino que también dieron
testimonio de su resurrección: “Matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha
resucitado de los muertos” (Hechos 3:15).
Hoy Dios dirige a todos este mensaje: Cristo murió en
la cruz para borrar los pecados de todos los que creen en él. Luego Dios lo
resucitó, demostrando así que él está totalmente satisfecho con la obra
perfecta cumplida por Cristo en la cruz.
La tumba vacía nos da la seguridad de que los que
pertenecen a Cristo, aunque hayan muerto, volverán a la vida al igual que él.
Un día el Señor vendrá a buscarlos: resucitará a los creyentes muertos y
transformará el cuerpo de los vivos que son suyos, para que todos estén en el
cielo con él, en la casa del Padre.
“El Señor mismo con voz de mando... descenderá del
cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que
vivimos... seremos arrebatados juntamente con ellos... y así estaremos siempre
con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17).